La soledad de los canales del sur, protegidos por montañas que llegan directo al mar y cubiertas por nieves milenarias. Canales que se enriquecen con las aguas con sus deshielo y el silencio que sólo se rompe con el viento. Es acá donde sucede una conexión única entre los salmones y quienes los cultivan.
En esta relación cada paso es meticulosamente estudiado para el cuidado del medioambiente, los peces y nuestros trabajadores logrando así una producción sustentable.
Por años hemos vivido en estos mares, donde sus aguas nos han entregado lo mejor de ellas para vivir en este frio extremo del mundo.
Estamos orgullosos de nuestra historia y tradiciones y seguiremos construyendo nuestra vida junto al mar.